NY

 Si tengo algo claro hoy en día, es que las redes nos dominan todo el tiempo. Nos dicen que ver, que pensar y en qué creer. Como vivir, que querer y como sentir.

Son una red de la manipulación constante en nuestro vivir, que no nos deja en paz ni una sola hora de nuestros días. Si tengo algo en claro, es que pueden pensar lo que quieran de mí, igual, casi nunca es verdad. De las muchas conversaciones que he tenido a lo largo de los años, con personas que apenas conozco, es que se equivocan rotundamente de lo que se supone, soy. Pero si tengo algo totalmente claro es que no soy lo que los demás pueden pensar.

Es absurdo.

Pero si tengo algo muy claro es que odio NY, y maldita sea el día y la hora en que llego de golpe a mi vida. Que un doce del cero uno, tarde en la noche, se entrometió en mi camino y me lanzó de cabeza a lo que serían los próximos meses de incertidumbre. Maldita sea el mes cero seis en el que NY se alejó un poco de mi camino y me dio una oportunidad más de ser feliz, así fuera por solo diez días. Pero la carga de NY fue tan grande que aun estando lejos, me lo impidió. 

Si tengo algo claro es que me importa muy poco lo que los demás piensen de mí, pero maldigo profundamente lo que la felicidad pueda creer y las conclusiones a las que pueda llegar. Que la influencia de la manipulación se apodere de felicidad y que le haga desear no haberme conocido. Que esté tan lejos y que no pueda sentir lo que de verdad tengo para ofrecerle, y que todo lo que deseo es tenerle en mi vida, y no allá, en el tan odiado por mí, pero amado por ella, NY.





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