Lo mejor de Y SOY YO

Estaba en el primer piso, en la casa de mi abuela. Hacía algo que cada minuto que pasa se oscurece más. Estaba hablando con alguien o ayudando a alguien; tal vez simplemente estaba esperando o perdiendo el tiempo. Recordé que en el segundo piso, alguien me esperaba. Alguien realmente importante para mí.
Así que recogí mis cosas; tal vez una maleta, quizá una camisa o mis escritos guardados en una carpeta. Subí al segundo piso.

Cada escalón era tal cual como lo recuerdo. Así como era antes.

La noche se sentía tan real y tan tranquila que parecía cierto todo lo que veía. El viento, la luz de la noche y sus focos artificiales. Se sentía como tener 18 años otra vez.

Entre a la casa del segundo piso y seguía siendo una, y no dos apartamentos de alquiler. Estaba completamente hecha en ladrillo liso, con una sala amplia que se combinaba con la cocina, ligeramente separadas por un gran mesón. Una especie de barra de bar hecha en un grueso mármol color habano.

Inmediatamente ingresé quedé paralizado, añorando ese recuerdo, esa imagen tan perfecta que tenía en ese momento frente a mí. Una casa donde hace años no vivía, pero que justo en ese momento sí. Fui al cuarto de mis padres y los saludé. Fui al que era mi cuarto, y ahí estaba ella. Ella… la niña que alguna vez fue. La que era. La que siempre querré que sea. No lo podía creer. Estaba ahí en mi cuarto, sentada en el colchón que reposaba sobre el piso, esperándome. Estaba ahí y no pronuncie ni una palabra; no pude. Pero sonreí. Con mucha tristeza. Con mucha nostalgia, pero con una extraña felicidad mezclada. Porque ya son cinco meses sin verla, cinco meses sin que ella piense en mí.

Estaba ella sentada, y temí saludarla. No quise acercarme ni tocarla, porque no quería que se desvaneciera. Este mundo en el que todo pasa en nuestro subconsciente, es muy frágil. Una imagen puede desaparecer en cuestión de segundos. Así que no la toque. Corrí a la cocina, porque sabía de alguna manera que ella tenía hambre. Me apresure a preparar lo que fuera, de la mejor manera posible. Busque los ingredientes, aunque no sabía muy bien lo que iba a hacer. Porque a pesar de que tenía en mente cada ingrediente, viéndolo, no era lo que parecía. Unas frutas que no daban con la realidad, pastas que se teñían de un color oscuro y una bebida que parecía de piña. Creo que pude apreciar el sentimiento de desespero. Quería terminar la comida lo antes posible para poder ver nuevamente su imagen. Porque entendía que en ese plano, las imágenes padecían.

Cuando llegué al cuarto vi el colchón vacío, tirado en el suelo sin tender. En ese momento sí que me desespere. Mi padre dijo: - Hijo, ella se fue. Dejo sus pertenencias en tu cabeza y para siempre se fue. – Yo no lo quería entender. Ella se había ido nuevamente.

Trate de no parecer preocupado. Como sin importancia. Es algo muy usual en mí. Nunca demuestro debilidad. Me hago el fuerte, aunque por dentro este tan quebrantado como mi ser. Tan dolido y tan acabado, tratando de seguir con mi vida como si nada pasara. Como si no me doliera que ella siguiera con su vida con otra persona. Como si no fuera verdad que esa persona ahora disfruta de su compañía, se deleita con su risa y construyen una nueva historia.

Dolido… así estaba. Agarré los platos de comida y los puse sobre el colchón. Pensé: - Voy a comer yo. – Me senté frente al televisor, con los platos llenos de comida y amor, queriendo entender en que momento todo esto ocurrió. Y como magia, de la nada apareció. Debajo de la cama. Dormida, como si yo la hubiera dejado ahí. Me sorprendí. Era algo que se salía de la realidad. Pero no me importaba nada más, porque mi niña estaba ahí. Se sentó junto a mí y me sonrió.

-Te hice comida, mi niña – Le dije.
- Gracias amor – respondió.

Tal cual las palabras, tal cual la historia, esas imágenes que pude entender.
Mi subconsciente me dice que la perdí; y que para siempre. Pero siempre va a estar ahí, donde yo la deje. En los recuerdos y en mi corazón. En las mejores historias. En lo mejor de Y SOY YO.




(Una relación que alguna vez fue y que ya no. Un 25 importante como un mes más. Como el 25 de noviembre del 2012 cuando la conoció)

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