Había una vez
Había una vez una niña, había una vez un joven descarriado. Érase una vez un par de historias que en algún momento serían una misma, a pesar de que con el tiempo nuevamente se dividirían. Hubo una vez un veinticinco que nunca se olvidaría.
Y es que así es:
pensé en el amor…
No soy un experto
y mucho menos un gurú. Me he equivocado tantas veces como he podido y
he perdido un poco más de lo que he ganado. Pero con las pérdidas también gane.
Experiencia, claro. Con el paso de los años he notado la gran diferencia de las
personas y me doy cuenta que, aunque muy diferentes, hay patrones que se
repiten. Hay corazones en el mundo llenos de agujeros, hay besos regalados,
robados y elegidos, amantes perdidos, amores de un rato sin tiempo ni
contratos, amores platónicos y desamores. Hay tantas personas y tantas
historias por elegir, pero aun así hay historias de amores que nunca terminan.
Hay personas por montones y montones de corazones rotos, que buscan aliviarse
en el calor de otros besos; vacíos por supuesto. Almas desconcertadas por un
golpe de realidad, por diez minutos de sueño y tres de desahogo. Almas que se
encontraron y se perdieron, y a pesar de todo aún esperan hallarse en el
camino. Esas mismas almas que compartieron el hogar, la vida y el sueño.
Había una vez una
niña, un joven descarriado, dos historias unidas, dos almas con la misma
esperanza e historias de un amor que nunca termina.
Esa niña que lo
fue todo para él, aún lo sigue siendo. Especialmente porque hace mucho tiempo
desde la lejanía, sin importar qué. La barrera más grande entre los simples
mortales es el tiempo. Esa barrera enorme que parece impenetrable, inamovible,
insuperable. Esa gran muralla que sube hasta el cielo y ni el más temerario
pareciera superar. Esa misma barrera que él golpea día a día con el
pensamiento. Sus recuerdos he imaginación es lo único que le queda, aparte de
unas cuantas ilustraciones y la mayoría de sus escritos. Y es que él piensa en
el amor cada día. Más que un alivio es una muestra de lo que ella fue y sigue
siendo; o por lo menos eso pensaría. ¿Pero qué podría pasar si ella se da
cuenta de que día tras día y cada noche ocupa una mente en algún lugar del
mundo? Una sola mente con muchos pensamientos, con anhelos y esperanzas. Eso es
algo a lo que él tal vez no se arriesgaría a saber. Porque alguna vez lo
intento y a pesar de que sabía que era muy pronto, se decepcionó. Pero era
obvio, ¿Quién puede ser tan sínico de querer otra oportunidad por milésima vez?
Ni el mas de los arrepentidos, ni el menos de los pecadores.
La vida está llena
de tantas cosas, y una de ellas es la pregunta que trina en su mente, y cito: “¿Aún
eres mía? Porque aún soy tuyo. En cuerpo y alma. En mente y corazón. Completa e
irreversiblemente. Trágica y tortuosamente. Como un auto chocando contra el
cielo, así de imposible”
Había una vez un
joven descarriado unido de por vida con su alma gemela, cargados de esperanzas
y de un amor que nunca termina.
Así es: “Pensé en el amor y me dio por soñar”
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