Conteo regresivo.

Hoy, como casi nunca, él necesita pensar. Pensar muy bien las cosas. Calmar las ansias. Calmar los miedos. Apaciguar los sentimientos. Este no es un caso como cualquiera. En esto arriesgan ambos. Y claro, como es de esperarse, nada va a salir bien.

Tienen los días contados, como si la muerte les reclamara. Como si la luna y el sol se distanciaran. Y él teme. Teme por su cordura. Teme por ella, pero sabe que no va a impedir que cumpla sus sueños. Este es un caso en el que dos desconocidos temen por su cordura.

Ella es fuerte, pero él bohemio. Ella sabe muy bien lo que quiere y él no sabe qué va a hacer después. Cuando ella no este.

Él arriesga todo por ella; ella deja su ética en un rincón de su cuarto. Él no desconoce el peligro enigmático de sus sentimientos. Ella no sabe en qué se está metiendo. Él le advierte claramente que no va a ser fácil, que se conoce bien y sabe que tal vez pueda convencerla. La magia logra persuadir esa loca idea.

Un conteo regresivo, como nunca antes, encaminaron sus pasos errantes.