Niño, no te enamores.
Niño travieso e inocente, no te aceleres.
No entregues tu corazón de un solo golpe.
Deja que pase el tiempo, arrasando con las verdades; con los
hechos reales.
Y que sea el mismo tiempo el que te muestre el camino, para
poder dar el siguiente paso.
Sé que aun tienes mucho por aprender.
Sé, también, que deseas como nunca, enamorarte y cometer
todos los errores que te sean posible, para así aprender con tu propia
experiencia. Pero escúchame. Te habla la vida. Aprende de los errores ajenos y
así nunca te lastimaran.
Las mujeres son un diseño hermoso de los acertijos. Si te
equivocas, pierdes; automáticamente.
Y créeme… no hay marcha atrás.
Las mujeres son las únicas con el poder de cambiar el mundo
entero. Inteligentes, hábiles, ingeniosas. Tiernas y peligrosas. Pero aun así
son lo mejor que ha podido existir.
Pero niño, no te enamores. Recuerda que ellas pueden cambiar
tu mundo. Que tienen la habilidad de hacerte creer que todo está bien, cuando
en realidad mueren por dentro.
A veces sus palabras no son lo que parecen ser. Cuídate
mucho. Porque con el paso del tiempo pensaras que todo está bien. Y
probablemente ella te dirá que es verdad. Que eres el mejor. Y realmente la
pierdes; tu tiempo se agota. Entonces la obligas inconscientemente a terminar
contigo. Y te derrumbas y te acabas. Entonces en ese momento pensaras ¿Por qué?
¿Para qué me enamore? Y veras reflejado tu pasado con ella en cada segundo de
vida que transcurre frente a ti.
En fin de cuentas, niño, no te enamores.
Y si algún día te enamoras, asegúrate de enamorarla cada día
más; sin excepción. No le mientas, no la engañes, no la aburras, no la culpes,
no le cortes las alas.
Recuerda que las mujeres son las únicas con el poder de
cambiar el mundo entero.
Miércoles, 3 8 16
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