Nueva luna
Enero 1 - 2013
11:59 pm
Un nuevo año y una nueva luna.
La bohemia me aclama y el humo queda en el recóndito pasado.
La esperanza vuelve, la sonrisa aflora y los sentimientos que aquel casanova -
este - alguna vez desmorono con una muñeca de cristal, como a
cualquier
escultura de nieve con los rayos del sol, renacieron acrecentando su rubor a un
rojo intenso y brillante, que hace casi dos años no notaba.
Enero 2 - 2013
12:00 am
La idea de dejar en el pasado lo que de allá es, era
absurdamente lógica. Pero hasta ahora lo pude entender.
Decidí no volver a escribir porque pensé que mi natural
existencialismo, estaba apuñaleándome cada vez que no me veía con esa mujer, y
que eran mis cambios repentinos llenos de vitalidad al tenerla cerca. No era
más que su personalidad.
Es ella, de esas “no típicas” mujeres, sensuales y
alocadas, con cabello oscuro encendido en llamas y para nada liso, de una
estatura promedio y para mi perfecto; una piel candente sabor canela y de
nombre singular. Llego como de la nada sin avisar. Pareciera que la luna y el
sol hicieran acuerdos para crearme a mi lado a la mujer perfecta. Casi tanto
que puedo sentirme como Adán, siendo ella la única mujer que en mi mundo
existe. Me gusta no porque tenga las cualidades que en otras personas busque,
sino exactamente lo contrario; no concuerda para nada conmigo. Y eso me
encanta.
El alba de un veinticinco de Noviembre ya me avisaba el
notable cambio que tendría. Pues sería ese mismo día mi perdida y reencuentro.
“Hola ¿cómo estás?” y fue así como el desvarío disminuyo, la calle se convirtió
en un pequeño viaje hasta su casa y sus ojos se encarnarían en mi alma.
Reconozco que es ridícula tanta palabrería para tan poco
tiempo, pero la mezcla de vino y ron no tienen cura, al igual que su belleza y
personalidad. Es una totalidad infinita que llega hasta lo inimaginable, vuelve
y se introduce por mis poros, viajando lentamente por todo mi cuerpo,
adueñándose de mi mente, mi corazón y sistema nervioso. Pero tan fuerte que no
se conforma y pasa la barrera de lo físico a lo intangible, haciendo parte de
mis sueños, mi respirar, mi sentir, mi alivio y todo lo que abarca mi razón de
escribir.
Por eso me doy cuenta que no nací para escribir; que
prefiero vivirlo. Y sin embargo aquí estoy, agarrando el esfero con una fuerza
única y con decisión indeleble, anotando estados que una mujer menor que yo
logro destacar.
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