Hoy hay luna.

Julio 12 – 2013

Olvide la razón por la cual escribo cada fecha y el primer capítulo de “Y soy yo” ha mantenido mi bolígrafo y atención en otro cuaderno.

Han pasado varios meses desde la última vez que
abrí estas páginas. Tanto tiempo como sucesos. Y aunque quisiera escribir sobre lo que me acontece, hoy me siento obligado una vez más a repasar mi pasado.

Aquí estoy. Mirando la baldosa negra, intentando recordar lo que se supone, “recordar”, nunca más.

Hoy hay luna y pienso en gris; pero de todas formas merita halagos.

Hace nueve meses sufría de soledad, quejándome de la gente enamorada. Porque como todo  buen ser humano que sufre de soledad, tratan de ocultarse en escombros de besos y caricias desconocidas o mal pagas, mientras se quejan del amor que desafortunadamente a ellos no les toco y que en secreto desean. Vergüenza debería darnos. ¿Cómo odiar el amor, si de él nacimos? De él vivimos. Y muchos valientes, enamorados y dementes, por él mueren. Los que sufrimos de soledad vivimos sin siquiera sentirlo. Eso sí, depende del solitario ser. De esa alma vacía. Puede, como en todo, elegir su camino. Vivir para amar o morir sin ser amado. Yo no estaba seguro de esto, pero opto por la primera por segunda vez.

Un día escuche en una conversación sobre inconformidades, que en promedio el ser humano se enamora de seis a siete veces en toda su vida. Yo hasta ahora llevo dos y espero no enamorarme ni una sola vez más. Con la primera me hastié de ese sentimiento;  ahora estoy bien. A gusto. Con la dosis justa y controlada de “amorifilina”. Ni hipotermia ni desastres.

El veinticinco de Noviembre del año pasado mi mente comenzó a cambiar poco a poco, encandilado por la luz con la cual la vida empezó a mostrar el mejor camino para elegir.

Leslie Bustamante Vélez. Con segundo nombre pero más innombrable que el de Voldemort. Hablando enserio, ha sido ella la puerta a mis mejores caminos. Una mejor vida. Mas lucida y menos fantasiosa, además con este tema del “para siempre”.

Conocerla empezó siendo interesante, y antes de eso estuvimos a mil coincidencias de conocernos.